Chocolates con combinaciones de sabores cuanto menos curiosas, con un packaging super visual y extra colorista al que le han salido imitadores como setas. A esto se suman sus espectaculares puntos de venta repartidos entre NYC, Londres o Los Ángeles a los cuales Anabel Vázquez en su artículo para Vanitiy Fair describe como “ boutiques que parecen un cruce entre una galería de arte de Chelsea y una tienda de Celine“.
Reconocidas publicaciones de diseño otorgan el gran éxito de la marca a su director creativo, Nathan Warkentin, el cual dio un giro radical a la marca colocándola en el punto de mira mundial en tan solo 3 años. Para ello se inspiró en tendencias contemporáneas de arte y arquitectura así como en diseños de tejidos y patrones coloristas. El resultado está a la vista, todo el mundo quiere una tableta de chocolate MAST aunque solo sea para subirla a su perfil de Instagram! (Yo compré las mías en la HAY House durante mi último viaje a Copenhague).
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